blogs que no leo pero que están bonitos

martes, octubre 15

Muerto interno

Ando bien aburrido en el trabajo y decidí comenzar a escribir, solo por diversión ver qué iba saliendo, pero nada salía, ni el hambre ni mi ser sería miseria pero no encontraba el hilo de las cosas y las cosas no me encontraban. Mi muñeca ya comienza a doler y creo que es por la impaciencia, la desesperación de conocer qué sigue, qué letra viene después y si llego a equivocarme, temblar y temblar hasta caer al suelo y ceder lo que conozco y desconozco, la puerta permanece cerrada y ni una pared se derrumba, todo en su lugar como un sonido inerte que sucede pero no es escuchado con claridad. Mis uñas rechinan contra la pluma, mi mano hace fricción contra el papel y yo me sigo imaginando tirado en el suelo con los ojos cerrados a una vida común, a un porvenir desvariante, desconozco todo frío o calor y mi cuello se adormece, me gusta pensar que estoy flotando y chocando fuertemente contra el techo y las paredes pero nunca contra el suelo, como puedo abro la puerta y me voy flotando rápido y se escuchan unos gritos de duda pura, observadores llenos de desconfianza y a la vez de disgusto y yo me río de todo lo que sucede pues no me importa lo que sucede, soy un loco que va flotando por ahí sin encontrar descanso alguno. Una vez más me estremezco por los aires y caigo en pedazos con las ideas vueltas locas, siendo parte importante de mis pasos. Me muevo lento, despacio, para no ser escuchado, me parece que no soy escuchado pero la verdad es que todos saben lo que hago o lo que en realidad no hago. Me desinformo con los días cada vez más y más y me sigo riendo y sigo huyendo de lo que debería ser importante y que yo sutilmente lo mando a volar junto con un grito interno de desesperadas cosas que no existen conmigo pero que a otros entes les desfiguran la vida, esa vida que hasta les da miedo, les da sensación de perder la razón cuando yo ya no llevo razón. Otra vez estoy tirado ante suspiros y me voy con cada uno, poco a poco hasta desvanecerme en un suelo que nunca toqué pues nunca existió pues nunca existí.

jueves, diciembre 6

Me están haciendo un emparedado.

La mujer que está allá, bajo la luz se dobla para quitar la sucia soledad de aquellos objetos, se derrumba y descansa, va y viene desdoblando un papel humedecido, se pierde en los detalles y hace música con ese golpeteo, sin saberlo ya son algunas notas las entonadas por aquél agobiante placer de lavar.

Voltea y me ve y no tiene idea de qué estoy haciendo, la veo de vuelta y tres mechones de su cabello casi caen sobre su hombro, es una detallista. Se distrae con otras cosas, debe hacerlo, se pierde con sus pasos en la cocina y se encuentra otra vez en los detalles, cuando quizá volteó a verme de nuevo me lo he perdido pues me he distraído con un árbol de brillos golpeados.

Algo está haciendo pero yo no sé qué es. Quiero preguntar pero no me quiero ver atractivo a desolar su astucia y prudencia al hacerlo. Detente ahora y mírame. No funcionó. La he perdido en los detalles en los que ella se ha metido. Camina, no se ve, vuelve, se va y no se detiene. He sido preso de aquellas puertas de rodeo del viejo oeste, una rechina y la otra no, se escucha un metal contra otro metal. Una de las puertas, dulcemente ha quedado abierta, es entonces cuando yo la puedo contemplar.

Me cautiva aquella dama. Está ahora en otro detalle, no se piensa detener. Ha comenzado a hablar, soltó unos ruidos por su boca y yo los atrapé con mis oídos. Me pregunto si me está escuchando teclear, me pregunto muchas cosas ahora, me pregunto tantas cosas solo para desdoblarme entre todas las letras y encontrar una palabra o dos o venticinco.

Un trago de saliba y un suspiro. Ella se está demorando, estoy hambriento. Me alimentaré de ella con ella para el bienestar. Me ve deslumbrante desde la cocina y cierra la única puerta que alimentaba mis ojos. Soltó otros sonidos conocidos y llegamos a un acuerdo pero el acuerdo está en duda por el sabor de la comida. Yo no dudo que el sabor nos haga romper en dudas, una atrás de la otra para pronto contener la paranoia de perder la lengua en deseos burdos e insensatos. No. Aquí viene. Debo actuar rápido. El sabor, ella, todo, debo olfatear algo y he cerrado de su vista algo.

¿Dónde estoy? Hay mucho ruido, es alguien que anda perdido en la oscuridad de mi luz, viene acompañado de otros ruidos confundidos. Han dicho su nombre. Mi luz me deslumbra, es extraño. Comienza un olor nuevo, no estaba aquí antes. Algo se está procesando, alguien busca algo. Hay enojo y desilusión.

He de hundirme en otras cosas para dejar de escuchar la cocina. Solo veo aquél foco colgado del techo. Me dejó caer una mirada, algo está tramando y se sonríe, se agacha y busca algo, se ha dejado de perder en los detalles y se deja caminar por la cocina como un baile, ahora la visualizo con un faldón de colores mexicanos y los ingredientes con sombreros, zapateando las botas que entre las notas se buscan unos cuantos aplausos de aprobación. Lo siento en el corazón.

Sale por esas puertas y se burla deteniéndose para regresar después a la cocina, segundos después se encuentra a mi lado y me retumban los ojos, trae objeto con comida encima, trae emparedado. Lo devoro y la adoro y me devora con sus ojos.

Me ha hecho traer el trabajo hasta afuera, ha traído humo a la escena y me ve mientras espera. Lo dejo a su tentación. Lee ahora, desde el principio.

Estaba bien rico el chorizo de pollo.

lunes, octubre 29

Terror.

Todas esas personas que ya conocí las desconozco ahora, se han perdido por placer detrás de sus cuerpos, se desvanecen jugando a los fantasmas, me ilustran lo que no entiendo como amistad, se estorban unos a otros chocando mutuamente, están dentro de la magia de ser algo vivo, desconociéndose, dejándose ir por la orilla de la vida común, siguiendo algunos pasos dichosos, no tienen a dónde ir y siguen aquí conmigo, en alguna grieta muy abierta de mi corazón, en algún color desvanecido de mi piel, en algún grito ensordecedor, se pierden para no ser encontrados tan intensos en mi agonía de vivir, es mi presenciar de las cosas, en cualquiera de nosotros siendo convertidos en pura idea complicada.

Tengo que seguir caminando por aquí y por allá para llegar a un futuro insano que ahora sé que me está esperando ansioso, lo sé porque soy yo esperándome al final de cada día, por la noche, a la luz de alguna luz artificial, con los ojos por los suelos. Me convierto en el mismísimo terror.

lunes, junio 4

Vacío.

Yo soy eso.
Yo soy la ignoración.
¡Degradado por el tiempo, antes de la ocasión!
Perfilado contra el viento, voltea y da un giro.
Se pierde en el portal del tiempo, para no volver.

lunes, marzo 12

Un beso y ya.

Si es muy difícil, bésame,
hazlo porque te lo pido,
no porque lo desees.

Dame un beso, nada más uno y ya,
será mío y tú lo olvidarás,
el beso y el tiempo,
tu boca y la mía.

Un beso, nada más,
el tiempo se encargará de él,
lejos de nosotros.

Dame un puto beso, ya.

lunes, febrero 27

Hilo.

Tengo que hacer algo durante un tiempo, a veces me sobrepaso, es lo bueno del poder ser alguien, ese bienestar que nadie más se crea, nadie más puede, eres tú contra él, peleando constantemente antes de encontrate fuerte detrás de una puerta, dispuesto a todo, a derribar, a seguir confusiones, peleas definitivas sin rival alguno, es suficiente para el tiempo que te entorpece y me entorpece encontrarme en algún sitio, tambaleándome desbalancedo. Dejándome ir por un hilo que cruza la puerta y no vuelve, nunca volví a verlo, ese maldito hilo delgado que cruzaba y atacaba tu rinconcito blando, hacía un nudo y se perdía dentro, para no volverlo a encontrar. Un hilo que desata peleas que son atrapadas por el tiempo. Me figuro entre las figuras de un ayer, los adornos de la alcoba, el hilo con un nudo hiriente. La fuente de una idea que se pierde poco a poco y se desliza por el suelo escapando por la puerta, se derrumban las paredes ante una red indestructible conformada por cada vez más hilos con nudos y cada vez más nudos que no puedes deshacer porque es simplemente imposible. Los nudos ahora están atrapando tu cuello contra la pared que derrumbada forma más ideas lamentables, impuras, insanas, ideas frías y pesadas. Un hilo que se deshace por el viento y se pierde con algún cabello suelto, el suelo se pone resbaladizo y tiembla, todo tiembla, los objetos caen lentamente y se detonan bombas y sueños, pequeños huecos en el tiempo son formados y se repiten con frecuencia con aún más nudos que antes. Ante el ayer un futuro se avecina y nadie está preparado, escucha bien y deja de respirar, piensa en existir paralelo a la vida, nadie está preparado, huye, observa, sufre, cava, enfurece, vuelve, deja que las cosas te desanimen. Un gran nudo hiriente en el hilo, es colosal pensar en deshacerlo, con tus dedos que se deslizan y se pierden en el cabello que tiembla y las cosas que resucitan de una neurona a otra, que frías se congelan y se entorpecen de calor, se pierden en el vuelo de un ave, en un silbido, en los ojos de una niña, se pierde todo en esos ojos. He encontrado que ya no estás en la misma ventana de todos los días, siempre cruzaba perdido en tus miradas por la calle, buscando uno de tus ojos hirientes. Desconsolado, acelero mi ausencia ante la situación, me pierdo en un momento que no ha llegado, que se ha perdido en las calles, debajo de la sombra, debajo de un pequeño sufrir, de un desliz de emociones que cruzan todo el parque cerebral. Eso se estropea de pronto, los ojos perdidos, la mirada ensangrentada y todo lo demás, se pierde en un espacio blanco que se olvida, se ha creado para ser olvidado. Los hilos que enrredan las ideas son redes que cazan el tiempo que a su vez es una red y como red captura los momentos que se rompen contra el viento y ahuyentan los sonidos de un frío y dulce invierno que no se ha postergado pues la fecha es incorrecta y quiere atacar la indefensa vida de algunas letras, componiéndose ante todo, lentamente y trascendente, configuran una mente que se pierde en los peldaños de un futuro que construyen las ideas que se pierden en la vida de un instante que se ha dejado llevar por el viento que no existe pues todo es una fuerza nula atorada contra el suelo que crece hasta el cielo y se disuelve con el humo que pasea por el aire de un nuevo día que está por concluir y por eso no se pueden llevar más ideas al cerebro que se come a sí mismo condenado y atrapado en un mundo de monotonía sin noches que puedan ser días, dos mundos fríos con vidas congeladas y un atrayente sentido de la existencia y tres mundos ideales para conocer lo que no existe. Ya me convertí dos veces en las letras y trescientas veces en alguien, desde algo, desde un fruto que nació y creció, cayó en el suelo que está un poco resbaloso. No esperaba esperarte tanto.

viernes, noviembre 18

Pensamientos de alguien desconocido que pensabas que era más normal de lo que esperabas.

Algo torpe acá, quiero decir, muy verdadero, las cosas, el tiempo, lo que te infarta, eso que te hace pensar que no existe nada, el mosquito que te va a picar, los relojes que hacen ruido, el abanico que gira y no te deja parpadear. ¿La verdad? Te puedo decir mil palabras sonoras, palabras, el color preferido por tus pupilas, no sé cuál es, los pies doblados ante el suelo, un salto que parecen dos, una moneda que gira y gira y de pronto cae en tu barriga, desconoces lo que cuentas y a veces miras a lo que te enfrentas. Tu nariz está inmortalizada por las sombras de esa luz verdadera. Los ojos y la boca se están descomponiendo. Hay un sonido muy insistente aquí. Mis labios están húmedos. Creo que me disloqué el cuello, los ojos chuecos ven una hormiga, dos hormigas, trece ideas, dos trompetas, 23 coincidencias, 2211 números, comida y juguetes y un mueble. Cara agobiada. Un bebé comiendo y sonriendo. Corro a la salida, que porquería he convertido acá. Pensamientos de alguien desconocido que pensabas que era más normal de lo que esperabas.

Una vez, una mujer me dijo que quería convencerse a sí misma de que era atractiva. Le dije que cerrara su boca y comenzara a respirar muy lentamente. Los ojos se le encerraron poco a poco. Su boca se fue secando. El pelo, tras ser sumergido en sangre perdía su color. La mujer no podía hablar. Yo bailé aquella muerte. Esperé el momento y comencé a moverme como insecto. Aquella piel en ella se perdía de la vida. Comenzaba a perderse de los olores y las texturas adecuadas. Eso para el tiempo era distinto, pero todo lo demás no importaba. Nunca creí nada de lo que me dijo, me conservé, volví a seguir. Detallé mi vida, pequeño gran detalle. Respiro como un oso y suspiro normal, cierro mis ojos y saco mi lengua, aprieto mi nariz y pienso. Abro mucho los ojos. No puedo abrirlos más, se me están saliendo los ojos, se me cayeron al piso los ojos, estoy viendo el piso desde muy cerca, intento coger mis ojos con mis manos pero mis manos están desapareciendo, no las encuentro. Pisé mis ojos con los pies, he dejado de ver, no me ha dolido pero he dejado de ver, no sé si es blanco o negro, no reconozco el color, no reconozco el olor, no reconozco nada.

Una silla está caída ante mi cuerpo moribundo, probables cicatrices, una pequeña ayuda, dos horas caminé y a ningún lugar llegué.

martes, septiembre 20

De pronto.

Acabo de caer en cuenta de que... Mi hermano, ¡shshsh!... Soy una mierda y no me importa.

sábado, septiembre 10

Ella y él.

Se conservaba bien, me refiero a su figura, la mujer no se encontraba para nada en su peor situación. Conoció a un tipo que le ofrecía drogas y otras cosas que ella no podía conocer. Saltaba de la cama y se miraba en el espejo confundido. Ella, confundida le veía la espalda chueca. No sabrían conocerse. Él, estaba enamoradísimo.

Nunca se encontraron en el sitio adecuado. Cuando había mucha gente cada uno de ellos se perdía entre la multitud, entre los amigos y las bromas. A veces no podías respirar y se buscaban poco decididos a encontrarse.

Un día, él la llamó a su trabajo, le contó que quería conocerla. Ella colgó y apagó su teléfono. Para él habría sido el peor error de su vida pero ella creía que había hecho lo correcto. Pensó que incomunicarse sería lo correcto.

Él compraba unos cigarros y salía al estacionamiento, veía su carro vacío. Ni el humo lo acompañaría en ese lugar, pues no se puede fumar. Ella estaba en la casa de un amigo confundiéndose aún más, entre humo y otras cosas.

A él se le complica escribirle cada vez más y más cartas de amor. Ella las recibe y con indiferencia las entrega a la basura, las quema de sus pensamientos. Ellas las lee muy detenidamente pero no es algo que pueda encontrar después en su escritorio. Él no sabe lo que sucede con sus textos.

Se conocen pero no hay un parque ni una situación acertada. Lejos de ser algo se convierten en un ir y venir de pensamientos. Los dos se miran casi bien informados, desde entonces, ella pestañea diferente y él camina con un paso veloz hacia ella, como viéndola escapar.

De entonces para acá, ella se ha convertido en alguien. Alguien. Él no la conoce, ella se conoce pero no es real. Él se desconoce a sí mismo. Los dos son una sincronía extraña que debe suceder. Hay algo que hace que aquello suceda o no suceda. Los ojos donde mismo, las bocas unidas.

Desde luego, ella se encuentra en el estado ideal. Él, creo que hay un espejo, creo que hay una temperatura ideal. Ella se ha escapado por algún oído, se ha escapado por que no encuentra la verdadera salida. Él no conoce lo que le rodea. Es un círculo.

Ella y él están allí, consumiendo algunas ideas, viviendo las cosas inapropiadas. Él las vive. Ella no sé.

lunes, septiembre 5

Las manos las uso para decir que no puedo hablar

Las manos las uso para decir que no puedo hablar. Así le sonrío, romántico. La muevo desde los hombros y se va. Me huye.

Estoy acá, al fondo del lugar, solo. Indeseado; espeso sentir. Quisiera poner lo que de verdad es. A veces me pregunto, ¿será posible? ¿lo podré lograr? ¿alguna otra pregunta? Todo es de lo mismo. Me conformo con eso y eso está mal, a veces quisiera llorarle en su cara. No quiero hacer sentir mal a nadie. Extraño sentimiento.

Pasión, desilusión. Canción. Me dan ganas de bailar los desencuentros, ¿lo tomo como una broma de la vida? Lo tomaré como una importancia externa. Las amistades me golpean las neuronas. No se mueven como quisiera, a veces soy parte de un sistema de ideas. Ideas compuestas por ellos, claro. Soy un lazo. Un buen nudo, aunque, pensándolo bien no soy tal nudo, ya todo es más firme, me encuentro con que por su cuenta se desarma en mi cerebro. La miro con una cara triste pero nunca voltea.

Debería reírme aquí.

No sé dónde encontrar, me fijo de más, soy un torpe. Detesto que eso me haga escribir así, como deshecho por dentro, logrando poner algunas letras, logrando decir algunas cosas. Aumenta el peligro. Canción.

Me golpea, desde adentro del corazón, hacia afuera, como queriendo salir. Se quiere salir gritando, explotando. Explotando con todo el cuerpo y siempre muy firme. No, es una idea pobre. Créanlo, he volado con esa idea. Me voy deteniendo con las nubes y no encuentro el lugar adecuado, escribo y escribo y no lo encuentro, ¿ven? Voy a regresar a las preguntas y a dar más vueltas. Aterrizaré igual.

Debería reírme aquí.

Doy unas vueltas en la cama, doy otras en el suelo, doy otras vueltas más perfectas. El cerebro sigue igual. Mi cerebro es un mago con trucos tontos. Trucos demostrados, no puedo hacer más, él me controla. Es como un ritmo. Me lleva, soy él. Abro bien los ojos. Los abro bien. Me detengo, final, sigo pensando, escribiendo y pensando, soy mi cerebro. Me enfrento a él. Ideas complejas actualmente. Confusión total. Mayor atracción. Me congelo ante los sucesos, de trucos tontos sucesos inesperados. Cargo una carga nula.

Debería reírme aquí.

Soy un libro abierto y no tengo escrito nada.

Maldita sea conmigo, maldita sea con el tiempo, maldita sea, ¿por qué? ¿por qué soy así?

Debería reírme aquí.

sábado, septiembre 3

Sobrevuelo.

Se tomaba muy en serio las cosas desde que le vieron de esa manera. Ella hablaba en serio, hasta ese segundo. Iba por la banqueta conteniendo su cuerpo contra el suelo, el suelo firme y espacioso la llevaba directo al destino indeseado. No sabía nunca a dónde iba. El destino era indeseado por alguien más. Conforme el tiempo se impregnó en sus pieles dejaron de tocarse y ser uno mismo. Quizá nunca lo fueron, era puro pensar, devolver un recuerdo a otro recuerdo. Morderse la lengua para no hablar nada, hasta llorar del dolor.

Me quedé desvanecido en una silla mientras escuchaba sus sollozos. Me viniste a buscar y encontraste lo que tengo para ti hoy en día. Viento frío en vano, ni se sufre ni se siente. Hay tanta verdad en lo que nos decimos. Torpe voy conforme siento. Me trago la saliva mil veces y si quieres lo hago otra vez. Miro conforme siento y miro que nuestra verdad está escrita. La he escrito yo.

Un sonido doble de sollozos, un acercamiento de boca y oído. Te digo con placer lo que sea, el desacuerdo de letras, lo digo, lo grito. Bien, te recuestas sobre mí, pero es que no me queda mas que sonreír, una noche de estrellas compradas por el día, se han dejado caer en la oscuridad. Me pongo frío y me acurruco, me siento un bebé. Soy inapropiado para el amor o soy demasiado apropiado. No sé. No me pregunten.

De aquellos besos y de aquellas caricias. De aquello, solo una palabra: Placer.

jueves, agosto 25

Este amor contemporáneo

Lo tengo aquí, un espacio blanco para ponerme a escribir. Una vez que lo veo me sensibilizo con él. Me lleva con él. Estoy esperando a que algo comience a aparecer, una letra, quizá veinte letras. Me están carcomiendo el cerebro al querer salir, algunas se difuminan entre la luz, se pierden, se borran, se esparcen. Se hacen parte de una idea. Una idea siempre muy estúpida. ¿Estúpida? Una idea de continuar enamorándome. Me enamoro de ti y luego me olvido de todo. Me enamoro de una idea de seguir, de una idea construida. Idas y vueltas, dos ideas, tres ideas. No me enamora esa idea. La idea libre. No están frecuentes las letras, actualmente no ayudan ni las palabras. Tengo un temor único que se me quita con abrazos. No debería tener miedo pero así es. ¿Qué sucede? No sé qué sucede. Lo sabe nadie. Me voy a enfrentar a la idea. Una idea de seguir destruido por las ideas. Este amor contemporáneo. Quizá lo leas y te asustes; ¿Qué significa eso? ¿Qué significa aquello? Déjame decirte, prefiero esconderme debajo del asfalto, debajo del humo de un cigarro. Estar ahí, donde señalo, parado, serio, callado, sin decir nada, no soy nadie. Me carcome la idea, el cerebro, las ganas, los días. Yo soy el que no soy yo.

viernes, agosto 12

Pedazo de pieza verdad

Siento que no lo estoy representando muy bien.
Me preocupa eso en mí, quisiera ser polvo.
Pensar de acuerdo a lo necesario.
La mujer de los olvidos.
Olvidos que me hacen sonreír.
A veces intento recordar todo lo que te pasa.
Me preguntas y tengo la respuesta.
Me balanceo, no sé.
Nunca voy a encontrarte otra vez.
Me duele la cabeza y pienso en ti.
Me duele la cabeza y no tengo cabeza.
Te vi.
Estabas en la banqueta.
Estabas en la puerta gris.
Estabas en ese lugar.
Estabas abrazando a alguien.
Fuerte.
Fuerza.
Te vi bebiendo.
Te vi riendo.
No estabas conmigo pero estabas allí.
Te podía señalar.
Me podías ver.
Me podía perder.
Actualmente, suenas en mi cabeza.
Eso es bueno.
Bienestar tú compañía.
Bienestar tus ojos, cerca.
Te muerdo.
Bienestar.
No sé más.
Esto es lo que siento.
Soy débil.
Quiero cambiar.
Pero así estoy siempre.
Muy bien, así estoy contigo, siempre.
Arrojo lo que puedo.
Palabras, sonidos.
Me golpeas, me aprietas.
Yo quiero.
Presente, aquí estoy.
Me dejaré caer como roca al suelo.
Permaneceré tendido en el suelo.
No quiero buscarte otra vez.
Aquí estás, no debo buscarte más.
Sonidos fríos, cálidos.
Algún dolor u otro.
Me voy a desaparecer contigo.
Me voy a desaparecer en risas.
En vida.
Contigo.
Aquí, afuera, ahora.

miércoles, agosto 3

El tiempo se perdió en mí.

Estoy inconsciente, todo siempre está alrededor, nada está unido a ti. Gasto mi tiempo, me lo como a cucharadas porque así soy y ya. Hoy algunas amistades me han puesto a pensar y sólo se me ha ocurrido escribir. Pienso y pienso y escribo. Sensaciones de felicidad me rondan, quizá hay algo escondido en esta ciudad. Será la contaminación que me pone perverso.

Los días se van transformando, todos los días sucede algo que, atado a alguna realidad, te golpea la espalda, te empuja a seguir, a veces. Con una vida obtienes un tiempo casi deseado. Lo vas aprendiendo, te va gustando o no, es así cuando conoces que la vida está llena de decisiones (y perversidades).

Me atrevería a saltar por esa ventana si el suelo no estuviera tan lejos. No me importa. A veces sólo pienso que sería bueno saltar sin importar dónde está el suelo. Yo escalo estos edificios y luego siento un dolor en el cuello, cerca de mi hombro derecho. Nunca me había sucedido. Me pone intenso la altura. Sediento. Muerto por dentro. Se ve allá, en la lejanía, toda la urbanización, no puedo creerlo. Nadie lo sabe, nadie está ahí para ser observado, pero están siendo vistos, quieran o no.

Seré algo diferente, a veces hablar no ayuda en nada, a veces ayuda un poco, a veces ayuda por completo, pero ¿cómo saberlo? Algún día decides que es el adecuado y de pronto esa decisión al final se convierte en una estupidez. Te ha pasado otra vez. Sólo hazlo, cuando sea. Las consecuencias se dan porque siempre existen consecuencias.

Correré afuera, andaré las banquetas. Seré una basura. Me convenceré a mi mismo de que lo soy. Parece que no pertenezco a esta edad. A veces, simplemente me pongo a hablar de la muerte. Mis amigos (estos amigos) piensan que no me expreso del todo, quizá tengan razón. No lo digo todo pero tampoco lo pienso todo, hay ratos que sólo estoy aquí, parado en algún sitio, sin pensar en nada, sólo observándolo todo. Expresar lo que pienso al ver todo eso, sería como explorar mundos desconocidos. Desconocidos dentro de mí. Soy el desconocido más conocido.

A veces hablo, a veces no, te lo puedo decir con los ojos o con la respiración, pero con mi boca, nunca. Vivo incorrecto pero así es como es todo esto, digo, ¿quién hoy en día vive correctamente? Somos fantasmas que no traspasan paredes. O no queremos traspasarlas.

Ahora bien, necesito. Necesito. Necesidades. Palabras, una tras otra, están locas, pueden decir muchas barbaridades, pero, no son en realidad ellas, sino simplemente yo. O alguien, o muchos más. Algo está escrito, alguien existe. Desháganse de las ideas, se siente bonito, se va vaciando el cerebro y de pronto se llena de nuevo. No sé si hay un límite. No lo hay todavía. Amanece y vuelve a amanecer aquí adentro. Perderse en tu interior está bien, buscando, rascando con violencia. Todo el tiempo.

Se diseña, se entrega, se esfuerza uno cada día. Ignoren por un día las consecuencias de todo y respiren. Están bien vivos. Respiren otra vez. Respiren. Respirar. Maldito verbo.

viernes, abril 15

La intensidad varía.

La intensidad es la que puede variar en un mismo evento.

Imaginemos dos ciudades, una de ellas “desarrollada” y la otra “en desarrollo”; si en las dos ciudades sucede un evento con la misma magnitud, la ciudad con más edificaciones y urbanización en general, será la más afectada puesto que aquí el evento será intenso debido al desarrollo, en cambio, la ciudad sin desarrollo, pocas edificaciones y demás, será sacudida por igual pero la intensidad será menor puesto que la urbanización contrastaría al evento dejándole prácticamente nada que devastar.