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domingo, abril 26

Uno de estos días te voy a cortar en pedacitos (esas cosas que dijiste ahora, fueron la felicidad, omni)

No me soples tanto, qué frío, abrázame, gracias. No camines tan rápido, estás en el centro, ya lo sabes, tienes 3 semanas, tienes la sesación de abrazarme, no cambies el curso de los días, las manecillas, al revés te dicen la verdad, no sabes cómo estás, de dónde vienes, los días son cortos y frío el espacio se desarrrolla, con la luz, los planetas atmosféricos, la vida en mercurio, saturno, lo que vimos, desde la cruz.

Soledad en tus manos, sabes cómo descifrar el miedo, atroces sonidos que viajan sobre mí, desde las nubes, los días me llegan, por completo, los ojos de la luz sienten cortarte en pedacitos, uno de estos días, pronto, mañana. Ya.

No tienes miedo, no sientes lo que yo, estoy sintiendo demasiado, el horror, el temor de saber, no me hace decir lo que por mi mismo siento, porque soy yo. Estoy ansioso, frío, temoroso, de saber sobre tus gritos, el desafío de pensar, los oscuros rincones de ese hogar viejo. Mi sentir, mi llevar de las cosas, el ser un roba vidas. Sin saber siquiera sobre tí, un poco de mí ya siente lo que es vida, lo que se va desde los oídos hacia arriba.

Vestiste mi vida, esa noche con tus negros y tu blanca sonrisa, como un ave veloz, solo un minuto que roba volando rapidamente, perder, ganar, es lo que me deja a mi pensando, la fría soledad de un alma llena las ganas de conocer el no sé qué, no sé más, solo que estás respirando, lejos por ahí, con los primeros ojos no tan claros, la sonrisa no tan desviada, pelo color tuyo y sabor de impresionante dulzura. Es aquella. Mía, quizá. No quiero pensar en el despuès.

Lo que ahora pienso, es tal vez el final de mi ser. No hay más que saber. Es todo.