Atrás de tí las nubes te persiguen, no te detengas a ver el horizonte, corre y huye hacia los campos de la alegría, no pienses detenerte, no hay ganas de cubrirse del frío, solo de saltar hacia arriba o hacia abajo, tarará, tucutu, frío ocaso, mientras esperas, llora para el césped, la vida es tuya y mía, la vida es mía y tuya tal vez, secos tus labios, tienes miedo de caer en el vicio que son mis ojos, no tienes a dónde ir, cierras mis ojos y acaricias mi cabello, me tengo que esconder, dormir o algo, arduas ganas de seguir contigo de nuevo aquí, traición, una caja de secretos para tí, no hay de dónde escoger, líneas y más líneas, no mires, no lo olvides, ese espejo se rompe con cualquier reflejo, no puedes esconderte bajo esa piel que me sabe a tí, no lo hagas, es de verdad molesto tenerte que buscar trás las piedras pequeñas y en las grandes encontrarte cuando bajo la arena hay más arena, cálidas manos, mirada perdida, no me escondes más, te puedo perder, no puedo buscar ya, todavía fuera invierno u otoño, cuando las hojas caen y te golpean y corres y así. No te escondas de la naturaleza de ser, no sin mí, no sin nosotros, no sin la primavera que nos atrapa o esa estación de la cual olvidamos el nombre, demasiado realista, está aquí, esa nube viene hacia acá, nos ahoga, nos hace nuestros, nada más al fin, perdidos para siempre en la vida, en la monotonía, en la gravedad y en lo que falta, abrimos los ojos y aquí estamos, en una ciudad con residuos orgánicos, inorgánicos, todo ahí, elevándose hacia el cielo.
Ya te leí
Hace 6 años.
