blogs que no leo pero que están bonitos

jueves, agosto 25

Este amor contemporáneo

Lo tengo aquí, un espacio blanco para ponerme a escribir. Una vez que lo veo me sensibilizo con él. Me lleva con él. Estoy esperando a que algo comience a aparecer, una letra, quizá veinte letras. Me están carcomiendo el cerebro al querer salir, algunas se difuminan entre la luz, se pierden, se borran, se esparcen. Se hacen parte de una idea. Una idea siempre muy estúpida. ¿Estúpida? Una idea de continuar enamorándome. Me enamoro de ti y luego me olvido de todo. Me enamoro de una idea de seguir, de una idea construida. Idas y vueltas, dos ideas, tres ideas. No me enamora esa idea. La idea libre. No están frecuentes las letras, actualmente no ayudan ni las palabras. Tengo un temor único que se me quita con abrazos. No debería tener miedo pero así es. ¿Qué sucede? No sé qué sucede. Lo sabe nadie. Me voy a enfrentar a la idea. Una idea de seguir destruido por las ideas. Este amor contemporáneo. Quizá lo leas y te asustes; ¿Qué significa eso? ¿Qué significa aquello? Déjame decirte, prefiero esconderme debajo del asfalto, debajo del humo de un cigarro. Estar ahí, donde señalo, parado, serio, callado, sin decir nada, no soy nadie. Me carcome la idea, el cerebro, las ganas, los días. Yo soy el que no soy yo.

viernes, agosto 12

Pedazo de pieza verdad

Siento que no lo estoy representando muy bien.
Me preocupa eso en mí, quisiera ser polvo.
Pensar de acuerdo a lo necesario.
La mujer de los olvidos.
Olvidos que me hacen sonreír.
A veces intento recordar todo lo que te pasa.
Me preguntas y tengo la respuesta.
Me balanceo, no sé.
Nunca voy a encontrarte otra vez.
Me duele la cabeza y pienso en ti.
Me duele la cabeza y no tengo cabeza.
Te vi.
Estabas en la banqueta.
Estabas en la puerta gris.
Estabas en ese lugar.
Estabas abrazando a alguien.
Fuerte.
Fuerza.
Te vi bebiendo.
Te vi riendo.
No estabas conmigo pero estabas allí.
Te podía señalar.
Me podías ver.
Me podía perder.
Actualmente, suenas en mi cabeza.
Eso es bueno.
Bienestar tú compañía.
Bienestar tus ojos, cerca.
Te muerdo.
Bienestar.
No sé más.
Esto es lo que siento.
Soy débil.
Quiero cambiar.
Pero así estoy siempre.
Muy bien, así estoy contigo, siempre.
Arrojo lo que puedo.
Palabras, sonidos.
Me golpeas, me aprietas.
Yo quiero.
Presente, aquí estoy.
Me dejaré caer como roca al suelo.
Permaneceré tendido en el suelo.
No quiero buscarte otra vez.
Aquí estás, no debo buscarte más.
Sonidos fríos, cálidos.
Algún dolor u otro.
Me voy a desaparecer contigo.
Me voy a desaparecer en risas.
En vida.
Contigo.
Aquí, afuera, ahora.

miércoles, agosto 3

El tiempo se perdió en mí.

Estoy inconsciente, todo siempre está alrededor, nada está unido a ti. Gasto mi tiempo, me lo como a cucharadas porque así soy y ya. Hoy algunas amistades me han puesto a pensar y sólo se me ha ocurrido escribir. Pienso y pienso y escribo. Sensaciones de felicidad me rondan, quizá hay algo escondido en esta ciudad. Será la contaminación que me pone perverso.

Los días se van transformando, todos los días sucede algo que, atado a alguna realidad, te golpea la espalda, te empuja a seguir, a veces. Con una vida obtienes un tiempo casi deseado. Lo vas aprendiendo, te va gustando o no, es así cuando conoces que la vida está llena de decisiones (y perversidades).

Me atrevería a saltar por esa ventana si el suelo no estuviera tan lejos. No me importa. A veces sólo pienso que sería bueno saltar sin importar dónde está el suelo. Yo escalo estos edificios y luego siento un dolor en el cuello, cerca de mi hombro derecho. Nunca me había sucedido. Me pone intenso la altura. Sediento. Muerto por dentro. Se ve allá, en la lejanía, toda la urbanización, no puedo creerlo. Nadie lo sabe, nadie está ahí para ser observado, pero están siendo vistos, quieran o no.

Seré algo diferente, a veces hablar no ayuda en nada, a veces ayuda un poco, a veces ayuda por completo, pero ¿cómo saberlo? Algún día decides que es el adecuado y de pronto esa decisión al final se convierte en una estupidez. Te ha pasado otra vez. Sólo hazlo, cuando sea. Las consecuencias se dan porque siempre existen consecuencias.

Correré afuera, andaré las banquetas. Seré una basura. Me convenceré a mi mismo de que lo soy. Parece que no pertenezco a esta edad. A veces, simplemente me pongo a hablar de la muerte. Mis amigos (estos amigos) piensan que no me expreso del todo, quizá tengan razón. No lo digo todo pero tampoco lo pienso todo, hay ratos que sólo estoy aquí, parado en algún sitio, sin pensar en nada, sólo observándolo todo. Expresar lo que pienso al ver todo eso, sería como explorar mundos desconocidos. Desconocidos dentro de mí. Soy el desconocido más conocido.

A veces hablo, a veces no, te lo puedo decir con los ojos o con la respiración, pero con mi boca, nunca. Vivo incorrecto pero así es como es todo esto, digo, ¿quién hoy en día vive correctamente? Somos fantasmas que no traspasan paredes. O no queremos traspasarlas.

Ahora bien, necesito. Necesito. Necesidades. Palabras, una tras otra, están locas, pueden decir muchas barbaridades, pero, no son en realidad ellas, sino simplemente yo. O alguien, o muchos más. Algo está escrito, alguien existe. Desháganse de las ideas, se siente bonito, se va vaciando el cerebro y de pronto se llena de nuevo. No sé si hay un límite. No lo hay todavía. Amanece y vuelve a amanecer aquí adentro. Perderse en tu interior está bien, buscando, rascando con violencia. Todo el tiempo.

Se diseña, se entrega, se esfuerza uno cada día. Ignoren por un día las consecuencias de todo y respiren. Están bien vivos. Respiren otra vez. Respiren. Respirar. Maldito verbo.