Soy quien soy y así te lo digo, desde mi boca, hacia afuera (o desde mis dedos).
No estoy aquí para mentir, ni para soltar verdades sin sufrir, estoy aquí por algo.
Te necesito, los años pasan pero el tiempo sigue aquí, nos traga y nos lleva hacia adentro.
No necesito que me platiquen mi vida, necesito vivir de una vez por todas.
Muestrame cómo vivir, enseñame a caminar correctamente, dime cuántos pasos dar antes de actuar.
No quiero caer de nuevo en tu plato de comida, en tu estómago frío. No quiero ser células.
Quisiera ser notado, mientras digo palabras que me nutren cada vez un poco, muy poco.
De donde vengo no importa, es a mi a quien le importa de dónde vienes y por qué sabes lo que sabes.
Quitate de mi camino de una vez por todas, o te quitas o me enseñas, tu elige. Yo sufro, yo erradico.
Yo no estoy consciente de verdad, a veces no puedo confirmarme, no sé si estoy, no sé si existo.
¿Quién soy? ¿Cómo soy? Si tan siquiera pudiese verme como te veo. Fría, como pintura, como fotografía.
Te acomodo como mantel en el suelo con los ojos, te esparces bien, no estoy para sobrevolarte, no sé, ¿sabes?
Tengo miedo de caer sobre ti, no me pidas que lo haga, caeré sobre ti, ahora estoy seguro.
Los días se me van, se te van, se nos van completos, uno por uno, cada uno.
Lentos, tenues, innecesarios, llenos de dolor, de técnicas para vivir, de amor, de confusión.
Nota:
Incompleto pero completo en algún lugar.
