blogs que no leo pero que están bonitos

martes, febrero 28

Donador de órganos.

Abrigado salgo buscando nuevos horizontes, me pierdo muy rápido, no hay caminos que seguir cuando fumo cigarrillos, mientras que este humo persigue aves o avionetas con horario adelantado, figurando en lo azul. Convierto todo eso en insectos a escala para que me ataquen con extrañas tenazas de plástico, pero logrando ser punzocortantes. Coros de iglesia u otra cosa, calmados, desesperación, todo dá vueltas excepto yo. Mis huesos se auxilian con calcio confundido, pacientes impacientes en el hospital esperan a la supuesta enfermera, mientras llega el enfermero y estos mueren por suposición, enfermedad o desilusión. La máquina de nuevo dice cosas relativamente opuestas a lo que yo entiendo de la vida o de la muerte, contando hasta diez camino hasta diez, segundos y pasos, respiración.

Paso casi corriendo enseguida de los arboles conformados por hojas suicidas en otoño, me gritan que las salve y las ignoro, una y otra vez hasta el final. Peligro, se acerca una anciana con bastón y otra con andadera, formando una barricada en la acera, un perro les ladra y muerde, es Firulais u otra cosa, cerillos sin fricción no son cerillos, estúpidas ligas transparentes, hacen que me duela todo el cuerpo, apasionado, rápido y rotundo. Como yo mismo corro, corro persiguiendo sombras pero hay tantas que confundo las tonalidades oscuras aparentes, otra vez me pierdo y haciendo un gran esfuerzo me pierdo completamente, desaparezco por fin, lo esperado, nadie me ve, rara vez me ven, no me ven, nada me ven. Todos ciegos ante mi, tengo el poder, invisible mi ser.

Y ahora, encerrado estoy en no sé la verdad dónde, pero hay un olor extraño y estoy como en un cajón, no tengo varios órganos por firmar ese papel, ese papel amarillento con sabor a miel.

lunes, febrero 20

Y no algo más.

Escribo hacia ti mientras que me ignoras,
siento que te miento, diciendo la verdad,
confundes caramelos con piedritas
y te veo siempre con sinceridad.

Mi mirada, representada,
se asocia con tu boca al moverse
diciendo cada palabra alborotada
que no puedo cortejar.

La fuente está encendida, es algo nuevo,
un día nuevo, sin ecos ni atardecer,
tal vez nubes o contaminación
atacan el cielo, a continuación.

3 copas de vino en la mesa,
una para ti, otra para mi,
la tercera para el que llegue,
la tercera para mi.

Y sin repetir insisto, tu no entiendes
lo que haces sentada junto a mi
y yo tampoco entiendo esto,
esto que siento por ti.

Me siento mal, me comienzo a retorcer,
pero esto en mi mente para no asustarte,
pajaritos en la fuente, bañandose, que torpes,
ardillas en los arboles y picnic en el jardín.

Te saludo, digo hola, sonries y lo dices todo,
comienzo a explicar, comienzas a entender
lo que debiste comprender sin a mi acceder,
razco mi nariz, esto es normal de algún modo.

Se termina la copa y a la vez la botella,
mientras que ella aprenda, todo bien,
no le preocupa lo que piense yo de ella
mientras que ella entienda, todo bien.

Dice sentirse mal, no sé si mienta,
es de noche, o al menos eso parece,
me acerco a su boca, huele a menta,
la beso y después desaparece.

Ahora solo espero que a todo esto,
ella entienda lo que manifiesto,
que sepa que soy el tutor
y no algo más... Y no algo más.

lunes, febrero 13

Pan.

Se hace tarde para hacerse tarde, entonces es temprano, tazitas de café y sobresitos restauranteros de azúcar. Espero con ansias la hora determinada, exacta y a veces confusa por travesuras de sobrinos, con reojazos mordisqueo mi pan de hace 2 días en la nevera, rasco mi cabeza y veo las noticias del periódico ortográficamente incorrecto, se parece a mi, tiene estilo, color, errores y columnas aunque no vertebrales.

Satisfecho con el pan y sus hongos, mi parentezco al de la mañana y la suciedad de la mesa parto a mi trabajo, ansioso aún de algo que olvido de sorpresa, inicio una retroalimentación cerebral y concluyo con espasmos de hilaridad y rasquera en el cuello, por eso mismo me rasco y encuentro poquita mugre, solo un poco, no vayamos a exagerar.

Saludo a los vecinos y a las vecinas, feliz de tener una felicidad representada felizmente por mi sonrisa feliz, y por supuesto, interminable, llego sonriente y pensando en mi estimulante desayuno, sacudo mi cuerpo de manera extraña, me estiro, grito de momento y caigo en mi silla tan mañanera y cómoda, coloco los audífonos en mis orejas.

Suenan bonitas canciones, todo bonito, bailo entonces pero escondido, escondido es en mi mente porque no quiero quedar en ridículo, en tal día tan feliz no es natural, conociéndo mis pasos de baile y lo tenso de mis movimientos. Esperando por ti, siempre llegas como 20 minutos tarde y descontados al trabajo, al mismo trabajo. Veo las opciones, las manecillas del reloj se acercan a dar las 9.30 am. Me preocupas tanto que me desconcentro por completo de lo que debería de hacer.

Suelto mis brazos descansando un poco del estrés que ha sido mayor sin ti, con una cara feliz en mi cara consigo un aumento de sueldo y dos galletas imaginarias. Trato de dejarte ir, maldito tic nervioso, sudo, tiemblo, me río a carcajadas, incomprensibles muñecas, se mueven sin que nadie les pregunte porqué lo hacen, son mías y no las interrogo -todavía- porque pienso que se sentirán mal.

Suspiro, ahora recuerdo el pan, mi primo era el culpable, ese primo con antecedentes y cosas policíacas, ese primo que nunca salió de viaje, que vivió en las calles, que tomó lo que tenía disponible, ese primo enfermo que me visitó y me vendió o regaló un pan, un loco pan diminuto que fue el que desayuné. No concluyamos, excluyamos el pan y el primo, demás opciones habrá. Tal vez el olor a gas me hace delirar, ¿olor a gas? La cocina está muy lejos.

Se me antoja un cigarrillo, no los encuentro, calmará el estrés, mi saco, están por aquí, por allá, por todos lados, tomo el primero que veo, es bicolor y con tabaco dentro, lo olfateo y es bueno, no me defraudará. Una sonora explosión y llegas y llegan los paramédicos y los bombéricos. Y todos.

martes, febrero 7

Soñando.

Sentimientos reunidos, una noche, un día siguiente, el descanso y yo, duermo ahora con cosas que ocultar, frutos que comer o solamente aparatos que prender, siento náuseas intolerables y se van, al fin siento comodidad, conforme comienzo a soñar que vuelo, que ya no soy yo, que como sin llenarme, sin cubiertos, que siento ser transparente, sueño que surjo desde el suelo con motivos ambiciosos, sedientos, sueño que estás a mi lado, sueño que todo lo tengo, que crezco y aplasto edificios, que mientes en las tiendas, que oigo tu canción y no la mía, trompetas y clarinetas, sueño que paseas por el parque más tenebroso existente, que voy detrás de tí, que tomamos vino, que escribes poemas, que descansas en las bancas recién pintadas y yo contigo, que lavamos ropa y ocultamos diamantes, que tenemos vecinos y una pantalla grande, que vemos juntos, sueño que se acaba el sueño, que me cuentas sueños y chistes, que río contigo y tú conmigo.

Todo esto sin conocer tus ojos, mucho menos tu sonrisa o tu cuerpo, porque al despertar despierto ciego.

Ciego y sin tí.

*

Me pregunto porqué con tantos muertos no se ha llenado el cielo.











*

domingo, febrero 5

Pensamiento enfermizo.

Ayer andaba en un barrio bien mala muerte pero bonito, era una especie de tocada/pelea/cambio de planes. A las 3 o 4 sonoras bandas (osea, de Sonora) decidí irme sin oír a los Aeroplanos (de otro pinche estado).

En el camino de vuelta pensaba en lo fría que estaría mi cena.

sábado, febrero 4

Cosas que pasan.

El otro día se me cayó la soda en una fiesta y nadie se dió cuenta.