Ella comienza a matarme en el buen sentido, siempre está sonriendo y me hace reír, la quiero porque dice unas cosas que son otras y me miente y me pega cachetadas. Detrás del resplandor su sombra y aveces cruza por la puerta y me muerde el mentón con mi barba de un día. Me muestra un papel lleno de palabras que hacen un nudo en mi cuerpo que no he podido deshacer, me demuestra que es más de lo que esperaba, lo cual creía imposible. Ahora sin más ni menos, comienzo a verla mientras se ve en el espejo y creo que me ve de reojo cuando estoy escondido detrás de ella. Huele a algo que no sé qué es. La beso, me voy, duermo y con ella sueño, cuando de repente despierto ya la quiero ver para oír que me dice hoy, para ver sus ojos voltear hacia arriba, para verla, porque mi día no está completo sin ella, porque sin ella estoy enfermo por horas hasta que no siento el cuerpo y de muebles me sostengo, por fin caigo en un abismo y la imagino de mi mano, la dibujo en la pared, en mi casa me creen loco. ¿Por ella? Sí. Por estar sin ella loco por ella.
Ya te leí
Hace 6 años.