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miércoles, octubre 4

robo al banco tu quincena

Me susúrras al oído que me marche, es un buen día, atrás el perro ladrando a los gatos maullando, el vecino estornudando como si fuesen los últimos estornudos de su vida. Los a-chus se alejan, yo me alejo, es martes o miércoles, las miradas de la gente penetran la mía, soy un invento de todos pero todos me inventan igual, cruzo la calle, al otro lado el banco, el cine, la comida rápida, el supermercado. Veo el suelo mientras, a veces mi pie derecho cruza, después el izquierdo, o los dos, camino algo raro, uso mis pantalones cortos no tan cortos, camellón después y otra calle, allá voy, entro.

Todos traen su chequera a la mano y tienen cara de felicidad porque obtendrán dinero o lo guardarán seguro en su banco favorito y así, todos piensan que la vida es linda. Yo pienso que es de cada quien y cada quien hace lo que cada quien quiere hacer con cada quien, mientras yo localizo ambos guardias voy quitando el seguro de mi arma, demasiados rehenes, ya estoy encapuchado. Llena el saco la señorita, el señorito tranquiliza a la gente, los guardias están muertos, la policía viene en camino, los demás son los demás y los demás deben ser como los demás porque son los demás. Yo huyo, el dinero huye, mis pantalones cortos no tan cortos huyen.

2 comentarios:

maldito cabrón. dijo...

Me malviajé wei. Malviajeeee wuuu

Pustule. dijo...

Qué chévere ¿no?
Ayer fuiste astronauta, hoy el abuelo es ratero y mañana me pregunto qué serás.
Muchos saludos.
Te veo el sábado en la estación del metro.