este título voraz

Siempre que estoy aquí nunca sé que poner, sin embargo la música me hace envejecer. Ya no estoy para todos como todos lo estuvieron para mi, ese arbolito fuera de tí está dandote sombra mientras me miras que llevo un ritmo sin ser continuo y continúo para no seguir por el mismo camino de la vida que he de atravesar. Cuánta hipocresía que crece con todos a mi alrededor y que si fumo o no fumo, no sé qué decir, no sé cómo ahora mentir con mentiras que todavía no se inventan o no se convierten en verdad. De todas estas palabras dos son ciertas y están en esta oración. Que te broten dos alas como a las orugas y vete a volar pero bien lejos de aquí, donde corra el viento en vez de que camine. ¿Y mis lentes? Qué bien, he perdido mis lentes y estoy todo confundido con un perrito que cruza la calle comiendo nieve, todos los teléfonos suenan y nadie sabe cuál suena y nadie sabe si no suenan los suyos y todos temen contestar porque detrás de esa bocina nadie puede estar. Solos y atrapados en tu boca, esos labios secos y esos párpados que dejan refrescar tus ojos color nadie sabe. Y lo mejor de todo, ese aire que pasa por el mosquitero que me pone los pelos de punta, como lo amo.