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viernes, noviembre 18

Pensamientos de alguien desconocido que pensabas que era más normal de lo que esperabas.

Algo torpe acá, quiero decir, muy verdadero, las cosas, el tiempo, lo que te infarta, eso que te hace pensar que no existe nada, el mosquito que te va a picar, los relojes que hacen ruido, el abanico que gira y no te deja parpadear. ¿La verdad? Te puedo decir mil palabras sonoras, palabras, el color preferido por tus pupilas, no sé cuál es, los pies doblados ante el suelo, un salto que parecen dos, una moneda que gira y gira y de pronto cae en tu barriga, desconoces lo que cuentas y a veces miras a lo que te enfrentas. Tu nariz está inmortalizada por las sombras de esa luz verdadera. Los ojos y la boca se están descomponiendo. Hay un sonido muy insistente aquí. Mis labios están húmedos. Creo que me disloqué el cuello, los ojos chuecos ven una hormiga, dos hormigas, trece ideas, dos trompetas, 23 coincidencias, 2211 números, comida y juguetes y un mueble. Cara agobiada. Un bebé comiendo y sonriendo. Corro a la salida, que porquería he convertido acá. Pensamientos de alguien desconocido que pensabas que era más normal de lo que esperabas.

Una vez, una mujer me dijo que quería convencerse a sí misma de que era atractiva. Le dije que cerrara su boca y comenzara a respirar muy lentamente. Los ojos se le encerraron poco a poco. Su boca se fue secando. El pelo, tras ser sumergido en sangre perdía su color. La mujer no podía hablar. Yo bailé aquella muerte. Esperé el momento y comencé a moverme como insecto. Aquella piel en ella se perdía de la vida. Comenzaba a perderse de los olores y las texturas adecuadas. Eso para el tiempo era distinto, pero todo lo demás no importaba. Nunca creí nada de lo que me dijo, me conservé, volví a seguir. Detallé mi vida, pequeño gran detalle. Respiro como un oso y suspiro normal, cierro mis ojos y saco mi lengua, aprieto mi nariz y pienso. Abro mucho los ojos. No puedo abrirlos más, se me están saliendo los ojos, se me cayeron al piso los ojos, estoy viendo el piso desde muy cerca, intento coger mis ojos con mis manos pero mis manos están desapareciendo, no las encuentro. Pisé mis ojos con los pies, he dejado de ver, no me ha dolido pero he dejado de ver, no sé si es blanco o negro, no reconozco el color, no reconozco el olor, no reconozco nada.

Una silla está caída ante mi cuerpo moribundo, probables cicatrices, una pequeña ayuda, dos horas caminé y a ningún lugar llegué.

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