Francia, divagancia.

Se acerca el Lunes, día a día veo como la tragedia asecha en mi ventana, burlándose mientras estudio las formulas aunque no necesite hacerlo, ya que un poco de la buena fé del profesor dejó que usaramos formulario.. Aún así estudio y estudio, he comprendido tal vez 2 o 3 ejercicios que vendrán en tan dichoso examen pero a veces mi perro lo explica distinto, entonces me mareo sintiendo los ojos hinchados, más de lo normal. Me bloqueo consiguiendo un poco de aire y un sueño eterno en el estudio de la geometría, aplacando mi fin de semana hasta exprimir todo mi cerebro, dejándolo groseramente seco, escupo literales como A, B y C.. Tal vez D pero a lo lejos. Veo un sábado no muy lejano, digamos que estoy en el, pero no en el horario debido, son las 9 am, me encuentro en la escuela con compañeros igual de atribuidos que yo pensando en lo único que es mi padre haciendo malabares con cámaras digitales en llamas, guantes de látex, fingiendo una sonrisa y cantando una canción vieja de Leo Dan o Franco de Vita.. No importa el autor, lo que importa es que la canta. Loco, estoy en la escuela lleno de rabia pura, pura rabia en mi cuerpo, esa hoja cayendo me tranquiliza, voy y la como sin sal, tal vez pimienta, no lo recuerdo; caen muchas más, no sabía que los sábados en mi escuela talaban los pocos arboles y colocaban unos nuevos, con nuevos nidos. Tiemblo por querer temblar y mi juego geométrico incompleto ahora le pertenece al suelo.. Sin acentos me levanto intentándo recordar, y con éxito camino hacia esa puerta, la puerta que he nombrado "destino", que tú has nombrado distinto, ya que tú si aprobaste. Amargas horas transcurren, 2 o 3 invaden mi estómago, sintiendo cada segundo por mis organelos, organitos y protozoarios, que si tengo, consiguientes a la estúpida biología con examenes de orina y otras cosas.