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miércoles, agosto 1

anatomía rabiosa

Entran cuatro personas a un restaurante. Hay cuatro sillas en una mesa, entonces se sientan. El mesero los atiende y sirve como nunca lo había hecho otro mesero en algún otro restaurante (o el mismo). Piden a su antojo y comen a su antojo con la salsa de su antojo. Cada uno de ellos tiene algo en común y no es que les gusta el mismo restaurante. Cada una tiene un gemelo.

El mesero no espera una propina pero es bien recibida, agradece con unas cuantas mentas y unas buenas noches, que le vaya bien, a lo que las cuatro personas se van después de pagar y eructar un poco. Se acomodan la ropa y se suben a dos carros distintos. Van a las nieves. Lo sorprendente de todo es que al irse, llegan otras cuatro personas idénticas al restaurante.

Las primeras 4 personas están comiendo nieves, una persona comparte su nieve con otra, pero las otras dos tienen su propia nieve y se ríen de cosas que pasan y el sabor es único.

El mesero aturdido al ver que llegaron de nuevo les sirve por igual pensando en que están locos, que comen dos veces, que dejan propina dos veces, que dos veces todo. Pero igual les sigue sonriendo y sirviendo su orden y preguntando si todo está bien (porque en realidad parecía que todo estaba mal). Lo único diferente es que escogieron otra mesa con 6 sillas porque la de 4 sillas estaba sucia.

Las primeras 4 personas deciden ya irse de las nieves tras confesar que ya no se puede comer más, entonces se hace lo correcto que es pagar la nieve e irse del lugar dejando unas pocas servilletas usadas y un esófago un tanto helado. Van a sus casas y cada estómago quieto.

Mientras todo esto ocurría, el mesero volteaba de vez en cuando a verlos como se atragantaban toda esa comida, después volteaba a ver la televisión porque le gustaba ese programa. Las segundas 4 personas entonces suspiran y dejan los cubiertos en el plato, un tanto satisfechos pero todavía con un espacio para el postre. Pagan, dejan propina, reciben sus mentas por igual y las buenas noches y todo. El mesero no pudo dormir esa noche.

Se suben a otros dos carros distintos pero no iguales a los otros dos. Entonces van a las mismas nieves que están a punto de cerrar, pero siempre si llegan y compran 3 nieves, una persona comparte su nieve con otra, mientras que las otras dos tienen su propia nieve. Ensucian unas servilletas y el sabor es único y por fin se van a casa después de pagar su nieve con el esófago helado.

Ya está cada una de las 8 personas en su casa, son 4 casas. Una de las cuatro personas saluda a su hermano gemelo que va llegando a la casa y le pregunta a dónde fue. Yo también fui a ese restaurante. ¿Otra vez? Qué va, otro mesero que va a renunciar, fui con tales. Si, yo igual. Pobre mesero. Y que lo digas, ¿por qué te pareces tanto a mi? ¡Te vestiste igual que yo!

Se oyen unas risas y se van a dormir. Y se van a soñar. Y se van.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

"¿Y los platanosnaranjas que son zanahorias? ¿Y el ipod que se trabo? ¿Y los platanosnaranjas que son zanahorias? ¿Y el ipod que se trabo? - Y el ambos se rien al tiempo mismo porque el rene mientras leia lo mismo el ambos se reian al mismo tiempo mientras el rene leia lo mismo.

Anónimo dijo...

Jajajajajajajajaja

encantadora historia René.
Oye. Let's go out. No estás conectado. Jmmm. Para cuando leas esto ya me habré ido y habré vuelto (y tal vez me haya ido otra vez).

Jícama dijo...

que bonito

Jícama dijo...

dond stoy?
en mi kasa.
y tu? 4 42 a.m. del ya domingo.





mmm

Jícama dijo...

chomi chomi

älice dijo...

Yo siempre quise un gemelo :-)

Jícama dijo...

si actualizaras ;)